Adentrarse en las cantinas del centro histórico de Pachuca es más que una simple experiencia gastronómica; es un viaje hacia el corazón de la tradición, la historia y la cultura viva de esta bella ciudad. En cada esquina, una puerta se abre para revelarnos un mundo de sabores, aromas y relatos centenarios que hacen de estas cantinas auténticos tesoros de la tierra hidalguense.
Recorrer las calles empedradas del centro histórico, con sus fachadas que rememoran los siglos XVII y XVIII, es descubrir la esencia de Pachuca. Estas cantinas, que han resistido el paso del tiempo, se mantienen como puntos de encuentro para lugareños y visitantes, donde las conversaciones fluyen y la camaradería reina.
Te invitamos a sumergirte en esta tradición con una actitud abierta y aventurera. Las cantinas no son solo para beber, sino para convivir con los pachuqueños, descubrir sus historias y disfrutar de la riqueza cultural de la región.
Además, cada una ofrece platillos tradicionales que elevan la experiencia, complementando las bebidas con auténticos sabores locales. Así que, ármate de curiosidad, buen apetito y un espíritu sociable, pues la ruta cantinera que te proponemos promete ser una experiencia inolvidable.
Un paseo por las cantinas emblemáticas del centro de Pachuca
- Salón Pachuca: Con 124 años de antigüedad, este centro botanero es una parada obligada. De ambiente familiar y frecuentado por personas de todas las edades, los fines de semana ofrece tortas de bacalao y tostadas de ceviche, mientras que en cuaresma podrás degustar flor de madroño en mole.
- Cantina Don Cu: Un lugar de gran tradición minera y uno de los pocos sitios donde aún se sirve pulque. Bajo el arco del Barrio Mágico El Arbolito, este sitio emblemático es ideal para escuchar historias de ex mineros mientras disfrutas de un cara blanca.
- El Tapatío: Casi centenaria, esta cantina es famosa por sus recetas para curar la resaca. La chabelita, la quemadita y el chiquitín special son bebidas imperdibles en este colorido lugar lleno de música y buen ambiente.
- Tratado de Versalles: Con más de 70 años de historia, este sitio es frecuentado por universitarios, escritores y trabajadores. Sus bebidas, con ingredientes secretos, ofrecen una experiencia refrescante ideal para compartir entre amigos.
- Don Chino: Un lugar que ha visto pasar generaciones de estudiantes desde 1945. Famoso por sus rones, cada visitante deja un mensaje en una hoja de libreta escolar, creando un testimonio colectivo de los recuerdos que allí se crean.
- El Faro: Este establecimiento, con 65 años de historia, es atendido por Don Pedro «El Huasteco». Conocido por sus precios justos y ambiente tranquilo, es un lugar frecuentado por fieles clientes que valoran su tradición.
- La Barata: Desde los años setenta, esta cantina destaca por su deliciosa botana y la charla amena de don Felipe, «El Flaco». Aunque lleva décadas sin consumir alcohol, atiende una barra de más de 140 años con un estilo que remonta a la época porfiriana.
- La Estudiantina: Con puertas al estilo del viejo oeste, este es uno de los lugares más antiguos del centro. Abre temprano y ofrece un ambiente tranquilo para disfrutar de una amplia gama de bebidas.
- Salón Regio: Desde 1928, este gran botanero es famoso por sus pescados fritos, tortas de asado y pata de res en vinagre. La barra y los gabinetes originales son testimonio de su rica historia, que se mantiene viva bajo la gestión de Rubén Márquez.
- La Barrica: Este espacio tranquilo, atendido por un experto en coctelería, es perfecto para relajarse y disfrutar de una buena conversación entre amigos, sobre todo si la noche te alcanza.
Visitar las cantinas de Pachuca no es solo un recorrido gastronómico; es una travesía por la historia y la esencia de una ciudad que ha sabido mantener sus tradiciones vivas. Cada cantina tiene su propia personalidad, pero todas comparten ese espíritu acogedor que caracteriza a la tierra hidalguense.