El triple homicidio ocurrido la semana pasada en la colonia San Isidro fue esclarecido, revelándose que el móvil del crimen fue un aborto forzado. El lamentable suceso involucró a dos hombres y una mujer, quienes ya han sido detenidos y recluidos en el Centro de Readaptación Social de Pachuca.
De acuerdo con el gabinete de seguridad encabezado por el secretario de Gobierno, Guillermo Olivares, la colaboración entre la Procuraduría de Justicia y la Secretaría de Seguridad resultó crucial para la resolución del caso. Salvador Cruz Neri, titular de esta última dependencia, explicó que el trabajo de inteligencia permitió realizar un operativo el día de antier en Tulancingo, que culminó con la captura de los presuntos responsables.
Los implicados han sido identificados como RGY, alias Richard, de 39 años, originario de Tulancingo; O.Y.C., de 25 años, de Santiago Tulantepec; y D.G.C., una mujer de 27 años originaria de Veracruz. Aunque se han compartido detalles sobre la naturaleza del crimen, se señaló que una de las víctimas, quien mantenía una relación sentimental con uno de los detenidos, había sido forzada a abortar, lo cual se considera el desencadenante del homicidio.
Las autoridades indicaron que, hasta el momento, no se han encontrado pruebas que vinculen a los acusados con la delincuencia organizada. Sin embargo, se cuenta con suficientes elementos probatorios para asegurar su participación en el triple homicidio. La cooperación ciudadana fue fundamental, ya que los videos proporcionados permitieron identificar el vehículo de los responsables y, en consecuencia, sus identidades.
Actualmente, los detenidos se encuentran en el Centro de Readaptación de Pachuca y se espera que hoy se lleve a cabo la audiencia inicial. El tipo penal que se mantiene hasta el momento es el de feminicidio.
La tragedia comenzó cuando Balbina Garrido, madre de dos de las víctimas, perdió contacto con sus hijas durante el día. Desesperada, pidió a un amigo que vivía cerca de la casa de las jóvenes que fuera a buscarlas. Al llegar, descubrió los cuerpos de sus hijas y de su amiga, una joven identificada como Vanesa, originaria de Tijuana. Las tres víctimas presentaban signos graves de violencia y habían sido degolladas.